Un saludo al sol
UN LIBRO que no he leído y pocas chances tengo de hacerlo es Sūryanamaskār, escrito por Bala Sahib, en lengua marati, en 1926. Una década más tarde, Louise Morgan lo tradujo y publicó en Londres.
Sūryanamaskār es la secuencia de yoga más conocida en Occidente y consiste en un progresión de doce posturas (llamadas asanas en sánscrito) que se agencian como una vuelta completa de las manecillas del reloj a través de unos asanas inversamente simétricos. Se dice que quien lo practica pone en acción todos los músculos del cuerpo, tal es la variedad de movimientos que la serie despliega. La secuencia lleva asociada también una serie de doce mantras que se cantan o recitan oral o mentalmente en honor al astro rey, uno para cada asana, lo que representa una forma de gimnasia mental complementaria al ejercicio físico. La imagen del reloj es pertinente también porque los momentos privilegiados para practicar esta reverencia al sol son la salida y la puesta del astro, el amanecer y el atardecer.
El yoga es una vía de entrenamiento corporal a través de un sistema de asanas en el que el esfuerzo consiste en alcanzarlas y mantenerlas. Digamos que en el yoga el movimiento está al servicio de la inmovilidad. La gimnasia que se practica tradicionalmente en Occidente, en cambio, la gimnasia sueca, por ejemplo, funciona sobre otras premisas y son los movimientos encadenados los que cuentan. Así las cosas, una serie de asanas puesta en movimiento lo tenía todo para convertirse en la cabeza de playa del yoga fuera de la India y así fue. Más aun si añadimos que la serie se presenta como originaria del pasado milenario de la práctica del yoga en la India.
La realidad es otra, sin embargo. Si bien el sūryanamaskār se origina en la tradición milenaria del yoga indio, su forma presente la concibió el autor del libro citado arriba, Bala Sahib, un colorido personaje, a inicios del siglo XX. Aquí puede vérsele en un filme de 1928 exhibiendo musculatura en su corte, tanto como su mujer y sus hijos, así como a niñas y niños en las escuelas de su reino. Y aquí puede leerse en libro en una edición posterior de 1940.
Entre 1909 y 1947, Bala Sahib fue virrey de Aundh, un pequeño reino de la India central. Virrey no más porque en tiempos del Imperio británico los múltiples soberanos locales que la dominación imperial consentía no podían ostentar un rango superior al del emperador británico. En su lengua marati sin embargo Bala Sahib era propiamente rajah, rey. Por lo poco que sé de él se llamaba Bhavan Rao Srinivas Panta y además de rey y yogui fue pintor y suya es la tela que se muestra arriba con el dios mono Hanuman saludando al sol o confundiéndolo con una naranja, lo que viene siendo fundamentalmente lo mismo.
Bala Sahib llegó al poder intrigando y conspirando como suele ser el caso cuando no se lo recibe por legado directo, pero lo interesante en su caso es que fue un monarca innovador. Amigo de Gandhi, urdió con éste la manera constitucional de ceder el poder a sus súbditos pasando por alto al poder británico y subsumiendo su reino en la naciente India independiente, que alcanzó a ver con sus ojos antes de morir. Su hijo, Apa Sahib, al que puede verse suceder a su padre en la práctica del suryanamaskar en el filme, no lo sucedió en cambio en el trono sino que fue embajador de la India en varios países y finalmente en Londres, cerrando así de cierta manera este círculo.
Un saludo.