La alargada tristeza del ciprés
MIRA que he leído novelas tristes pero esta es un fuera de categoría. El lector y la lectora avanzamos en la lectura e inevitablemente imaginamos el tiempo y el lugar en que las aventuras del niño Pedro, el protagonista de este Ciprés, fueron escritas y leídas (muy leídas, fue Premio Nadal en 1948). Y sí, lo fueron en la España de la posguerra. Saberlo aumenta la tristeza. Pedro, un niño huérfano, es albergado en la casa de un maestro en una ciudad castellana encerrada en sus murallas, Ávila. Allí, además de las materias escolares, su maestro le enseña una manera de enfrentar la vida: para evitar sufrir es mejor no tener que haber tenido, es mejor no asirse ni de las personas ni de las cosas para no tener que renunciar luego a ellas. Sumido en ese pesimismo, el niño se deja ganar sin embargo por la luz de una esperanza con la llegada bajo el mismo techo de otro niño desamparado como él que se convierte en su amigo en toda la magnifica extension de la palabra. Y no tarda en morir e...