Escaparse con los tuaregs

ANOCHE VI El cielo protector

De la que sólo recordaba el monólogo final de Paul Bowles. Vale por eso, por ese monólogo. Ya los dringos moviéndose por el desierto de punta en blanco y entrando tan cómodamente en el rubro Romance y Aventuras acaban hostigando. Verlos decir cosas agudas y sensibles mientras follan sobre un fondo de dunas y palmeras (y camellos), por qué no, pero tampoco era necesario llenar de moscas las caras de los marroquíes. 

Entiendo que Bertolucci comenzó siendo asistente de Pasolini pero por lo visto acabó haciendo más o menos lo contrario. La escapada final con los tuaregs es interesante pero no resiste la comparación con La mujer adúltera de Camus, que lo cuenta mejor y sin tanto tralalá. La película se llamó Refugio para el amor en Argentina, con eso te digo todo.

Lo que digo, vale por el monólogo de Bowles, que voici:

COMO no sabemos cuándo vamos a morir llegamos a pensar que la vida no tiene fin. Pero todo ocurre apenas unas cuantas veces, muy pocas en realidad. ¿Cuántas veces más recordarás aquella tarde de tu infancia que es tan profundamente una parte de ti que no puedes imaginar tu vida sin ella? Cuatro o cinco, o ni siquiera eso. ¿Cuántas veces más verás asomar la luna llena? ¿Veinte? Y, sin embargo, todo parece no tener fin...  

Entradas populares de este blog

Noche de vino y cerezas por el Camino de Santiago

Siete libros de 2024

La alargada tristeza del ciprés