Camino de Santiago en la prensa y las redes

HAN DICHO del Camino de Santiago:


Andrés Gómez, en el diario La Tercera de Santiago de Chile: Cuenta Antonio de la Fuente que en una vida anterior le dio clases de español a un ingeniero belga. Este se dirigía a una ciudad boliviana a emprender un proyecto de reparación de alcantarillado, por encargo de la alcaldesa. Dice que le advirtió que tuviera cuidado con la confusión entre las palabras alcantarilla y alcaldesa. Cuando el ingeniero se presentó ante el Concejo municipal boliviano, partió diciendo: «Muchas gracias, señora alcantarilla, por confiarnos la reparación de la alcaldesa». Escritor, periodista, viajero, ex director de la revista La Bicicleta, De la Fuente recuerda otra distinción: alguna vez Nicanor Parra, hablando de Octavio Paz, le dijo que «no es lo mismo ser un surrealista diplomático que un diplomático surrealista». Radicado en Bélgica, De la Fuente escribe breves textos, reales o ficcionados, que rebosan ingenio y buen humor. En ellos suelen aparecer poetas, músicos y escritores, desde Parra a Rodrigo Lira y Roberto Merino, que fueron sus amigos. A Merino de hecho le gustaba encontrarse con De la Fuente en la calle, porque su conversación podía tomar direcciones insospechadas y divertidas. Eso es lo que de algún modo experimenta el lector de este libro: un viaje culto y entretenido que transita por territorios, personajes y detalles a menudo sorpresivos y entrañables.

José Antonio Montano, en The Objective: Desde Bélgica me manda Antonio de la Fuente su libro editado en Chile Camino de Santiago (Laurel). Este Santiago es a la vez el de Chile y el del camino. En 1929 su padre asturiano salió de Barcelona a bordo del Conte Verde, barco que ilustra la portada, y llegó a Buenos Aires. Por allá se quedó. El autor nació en Chile, vive en Bélgica, pasa temporadas en España y ha viajado por muchos países. Nos conocimos en uno aéreo, Internet, donde fue Josepepe y ahora es Materlín. Camino de Santiago, hecho a partir de las entradas de su finísimo blog (pínchenlo por la transcripción de la presentación del libro: aquí), es el dietario perfecto. O la bitácora perfecta: bitácora de un viaje que es siempre el viaje a la realidad. Al misterio, la sorpresa, la poesía, la curiosidad, la gracia (y esporádicamente el horror) de la realidad: la de los días excepcionales en alguna parte del mundo y la de todos los días en el rincón de siempre. Con su mirada y su escritura, con su sensibilidad y su pensamiento, con su piedad risueña, Antonio de la Fuente ha escrito un libro hospitalario. Como dije en su día de los Diarios de Iñaki Uriarte, es imposible que Camino de Santiago no le guste a un buen aficionado a la lectura. Así que léanlo.

José Núñez, en Palabra Pública: Camino de Santiago es un amplio catálogo de referencias culturales reunidas bajo la sensibilidad particular de Antonio de la Fuente, quien salta de un tema al otro, de una observación aguda a un chiste provocado por un equívoco lingüístico, de una historia persa o india a una anécdota de sus años de juventud en el Chile de la dictadura. Como en una conversación —fugaz y digresiva, llena de asociaciones imprevistas—, las notas, crónicas y ensayos aquí reunidos producen una sensación de descubrimiento, no solo porque obligan al lector a reparar en datos que probablemente antes ignoraba, sino también porque transmiten una curiosidad inagotable, una forma de mirar el mundo. El libro es también el de alguien que se deja fascinar por los lugares que visita, por las personas e historias que allí encuentra, componiendo, de paso, un retrato de su propia experiencia, una especie de autobiografía involuntaria.

Vicente Undurraga, en la revista Santiago: Es, sobre todo, un gran resumidero de lo visto y mascullado durante una vida de viajes, lecturas y encuentros. Por eso se deja perfectamente seguir a pedazos, como quien entra y sale de la casa de un amigo. De la Fuente —quien dirigiera en dictadura la emblemática revista cultural La Bicicleta— muestra gran agilidad para sintetizar anécdotas y datos curiosos, rememorar episodios de todo tipo (circuncisiones históricas, naufragios) y ahondar en sus inclinaciones y debilidades, como los palíndromos y las etimologías. Al hacerlo, se revela un conocedor fino de la música y entre idas y desvíos reflexiona sobre las cuestiones humanas esenciales, como el deseo, la pertenencia y la vergüenza ajena. También deja caer unas especies de poemas: «En la ventana el pájaro bebe el agua de la nieve derretida por el calor de la casa» (...). Es cosa de saber ir y venir por el parque soleado de De la Fuente, donde las palabras no exigen la atención quieta de una sala oscura. Donde más bien el recreo es la norma.

Patricia Rivadeneira, en Instagram: Abro cualquier página y encuentro algo maravilloso, sorprendente, divertido. Es un libro mágico, se puede leer de atrás para adelante o del medio para atrás... Leo: «Claro que lo mejor sobre el tiempo, en el sentido de timing, está en el romancero venezolano: A la una canta el gallo, corazón, y a las dos canta el cobarde. Y yo cantaré a las tres, corazón, por haber llegado tarde».

Espelunco, en Bluesky: Leer Camino de Santiago es como conversar largamente con un amigo de ingenio despierto y temperamento generoso. (...) Solemos hacer gárgaras con las «Seis propuestas para el próximo milenio» de Italo Calvino en la universidad. Para una definición de Levedad, en cambio, basta leer este Camino de Santiago. Perdónenme el entusiasmo, es que me gusta todo. 

Roberto Careaga, en Instagram: «En cada viaje me dejo algo atrás», anota Antonio de la Fuente y sospecho que mientras lo hacía cerraba un ojo. Que sucede lo contrario es evidente porque el libro en que lo dice, Camino de Santiago, es el eco de viajes, traslados, caminatas y vueltas a la manzana hechos en décadas, acaso durante toda su vida. De Avenida Matta a Yemen, del Magreb a Galicia, de Bodrum a San Vicente. De la librería de la esquina hasta su cama también, porque las experiencias que ha coleccionado —un sinfín de extravagancias culturales más que aventuras salvajes— se van entrelazando con otro sinfín de lecturas que comenta de reojo para conformar algo así como una manta hecha de retazos, despuntes y recortes: notas al voleo, frases azarosas, teorías, observaciones y pequeños ensayos que lentamente van configurando algo que, antes que un relato, es una mirada. Quizás hay un relato en curso: el de un hombre que interrumpe sus días en Bélgica para llevar unos apuntes en que, mientras en su patio florecen las lilas y deambulan los caracoles, una erudición sin programa muestra que las minucias de la historia (o de la pequeña historia de la cultura) son el reflejo esquivo de sí mismo: un hombre aún en la mitad del camino. Que ahí estamos todos es obvio, pero el asunto es la manera en que lo llega a decir Antonio: lejos de cualquier gravedad y dramatismo, con una voz acogedora, cercana, hasta humorística, tan perfectamente representante de la levedad de la que hablaba Calvino, que se transmuta en algo parecido a la sabiduría. Periodista, traductor, alguna vez poeta, editor de la revista La Bicicleta, Antonio de la Fuente nació en Chile en los 50, vive entre Bélgica y España, donde supongo continúa escribiendo este libro potencialmente infinito. Así lo espero; yo lo leería siempre.

Bookish & Co: Plagios, suicidios y fama póstuma trazan un mapa íntimo de memoria cultural, de Marais a Lira, donde vida y muerte se cruzan con ironía y azar. 

Luis Ruiz del Árbol, en Twitter: ¡Qué joya de libro! Un autorretrato que es el resultado de las huellas que han dejado tantas lecturas, viajes, historias escuchadas y, sobre todo, los amigos. Ojalá se presente pronto en España. 

Cristóbal Urrutia, en Bluesky: ¡Un libro fantástico! Lo fui leyendo de a pedacitos, alternando con otras cosas, y lo disfruté de punta a punta. ¡Lo recomiendo con entusiasmo!

Oscar Sepúlveda, en Instagram: Uno de los libros más sabios y entretenidos que he leído.

Julio Reyes, en Bluesky: Empecé a leerlo, a hurtadillas, descubriendo esos pequeños detalles que el autor ha venido acumulando. El espíritu de Simon Leys vive aquí.

Alejandro Koppmann, en Bluesky: Ameno e inteligente libro.

Michael H. Miranda, en Goodreads: Magnífico volumen de apuntes, anécdotas, notas de lecturas, remembranzas y homenajes.

Samuel Zambrano, en Bluesky: Digamos que conozco un poco el material, así que sé que será uno de los libros del año. Háganse con él también si pueden y les dejará aspirando a ser mejores lectores, viajeros, observadores... a parecerse un poco a Antonio, en definitiva.

CAMINO DE SANTIAGO está disponible en Amazon, donde también pueden leerse largos extractos, y en el sitio de Laurel.

UN resumen de la presentación del libro: Noche de vino y cerezas por el Camino de Santiago

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