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Camino de Santiago en la prensa y las redes

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HAN DICHO del Camino de Santiago: Andrés Gómez, en el diario La Tercera  de Santiago de Chile:  Cuenta Antonio de la Fuente que en una vida anterior le dio clases de español a un ingeniero belga. Este se dirigía a una ciudad boliviana a emprender un proyecto de reparación de alcantarillado, por encargo de la alcaldesa. Dice que le advirtió que tuviera cuidado con la confusión entre las palabras alcantarilla y alcaldesa. Cuando el ingeniero se presentó ante el Concejo municipal boliviano, partió diciendo: «Muchas gracias, señora alcantarilla, por confiarnos la reparación de la alcaldesa». Escritor, periodista, viajero, ex director de la revista  La   Bicicleta , De la Fuente recuerda otra distinción: alguna vez Nicanor Parra, hablando de Octavio Paz, le dijo que «no es lo mismo ser un surrealista diplomático que un diplomático surrealista». Radicado en Bélgica, De la Fuente escribe breves textos, reales o ficcionados, que rebosan ingenio y buen humor. En ellos suelen...

Soy filarmónico pero quitado de bulla

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TIEMPO atrás, en 2014 sin ir mas lejos, Albert me hizo esta entrevista. Años después, a medio camino entre 2014 y ahora, Albert murió. Más allá de haber leído su blog, nunca nos vimos. No hubo ocasión, no se dio, como se dice. Y bien que lo lamento.  Repongo la entrevista en recuerdo de Albert, del que nunca supe cómo se llamaba en la vida corriente. Por mi parte por ese entonces yo obedecía al nombre de Josepepe. La foto la tomé entre Manega y Uagadugú, en Burkina Faso, en enero de 2010.  Soy filarmónico pero quitado de bulla 1. ¿Está satisfecho con su blog? No, claro que no. 2. ¿Prefiere leer o escribir? Prefiero escribir. Pero leo más de lo que escribo. 3. ¿Participa en redes sociales de internet? ¿Qué opinión tiene de ellas? ¿Cree que acabarán con los blogs? Twitter y Facebook son como miniblogs entrecruzados, ¿no?  Supongo que todas son maneras de engañar a la soledad. 4. ¿Consulta las estadísticas de su blog? ¿Le influyen la cantidad o el contenido de los comen...

¿Qué llegó a ser este niño andando la vida?

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VUELVO de El Prado con este libro y lo he disfrutado enormemente. Veinte escritores tienen permiso para imaginar frente a veinte pinturas quiénes pudieron ser esas personas que vemos en los muros del museo, un deporte que los visitantes practicamos de sala en sala sin llegar a ponerlo por escrito.  ¿Quién pudo ser este personaje pintado por Salomon Koninck ? ¿Un rabino, un filósofo, el tipo que desató la fiebre del tulipán en la Holanda del XVII y fue el primero en arruinarse puesto que, como se ve, no le salen las cuentas? ¿Y este niño pintado de velazquiana manera por Víctor Manzano , qué llegó a ser andando la vida? ¿Escribiente en El Prado, agitador en Málaga, gobernador en Puerto Rico? ¿Y la mujer sentada  del retratista holandés Antonio Moro, pintor que pasó cinco años en la corte de Felipe II y huyó a refugiarse a sus Países Bajos natales cuando sintió que el ojo de la Inquisición lo escrutaba, no será un varón travestido? ¿Y a quién le enseña su anillo de compromiso es...

El arte de encerrar en un relato a sus personajes

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LA imagen que cierra este breve relato es devastadora. Como devastador es el decorado que planta el autor en el que ni siquiera la burricie de los dos calamitosos empleados abandonados por la compañía colonial en un puesto desangelado de la sabana africana los salva de la ignominia. La maestría con la que el autor va cerrando el relato sobre sí mismo y encerrando en él a los personajes es sobresaliente.

El zapatófono

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ESTABA Mel Brooks un día en su oficina y comenzaron a sonar todos los teléfonos a la vez. Brooks se sacó entonces un zapato y respondió a un interlocutor imaginario provocando las risas de los presentes. Ese sería el origen del zapatófono del Superagente 86 que nos hacía gracia cuando pendejos. Y nos la sigue haciendo ahora que veo la imagen en la Tienda del Espía madrileña y se la mando a Merino que me cuenta de vuelta la historia del zapatófono. Y como voy rumbo a los mares del Sur y todo tiene que ver con todo, en una librería de viejos a dos dedos de allí veo que en este libro se nombra a Chile como Chily y a Valparaíso como Valparaisso y ambas cosas me parecen prodigiosas.

Ser español de Oriente

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LA emoción que alguien siente una vez, apenas la sorpresa y el contentamiento que un viajero experimenta al encontrarse con otros viajeros que a él le resultan extranjeros y sin embargo hablan su lengua y se reconocen como sus compatriotas aunque hayan nacido lejos. La cuenta sin retórica ni guiños a la épica Angel Pulido, un viajero español de fines del siglo XIX, al describir sus sorpresivos encuentros con Semaria Mitrany, natural de Kalarash, en Rumania, y Enrique Bejarano, natural de Zagara y radicado en Bucarest. Y esa emoción la puede sentir también el lector porque Pulido tiene a bien anotarlos y publicar esas notas que pueden leerse en esta recopilación de relatos de viajeros españoles del siglo XIX por países exóticos, compilados por Lily Litvak allá por los años ochenta. «Ves que bueno es Dios, que hoy nos proporciona la ventura de ir en este barco y conocer a estos señores que son de España, nuestra querida madre patria, y hacernos sus amigos», le dice Bejarano a su mujer, q...

La culpa es del escrutinio

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QUÉ lees, me pregunta Arantxa viendo un libro que me asoma por el bolsillo.  Ella lee un Le Carré y admito que en principio la suya parece una lectura más apropiada para bajar a la playa. En principio, sólo en principio. Al final, como se dice ahora para comenzar cualquier frase por el final, al final mi libro se puede leer en cualquier sitio porque es macanudo y brillante, en ese orden. Se trata de la Breve historia del mundo , de Gombrich. Uno cree saber más o menos lo esencial de la Historia y sin embargo Gombrich consigue contarnos la construcción de la Gran muralla china y la invención de la máquina a vapor, la guerra de las Termópilas y la noche de San Bartolomeo, las vidas de Confucio y de Mahoma como si las escucháramos por primera vez. Espóiler: Gombrich es más de Confucio que de Lao Tse. Vale la pena enterarse de cómo fue que escribió esta biblia. Muy joven, en los años treinta, Gombrich acabó su tesis de Historia del arte en su Viena natal y se puso a buscar trabajo. Cor...