Me quito la boina
LA ALEGRÍA se va templando pero no se quita. Alcanza para decir que los elogios tienen buenas razones: el golero una garantía, tan sólidos los defensas como eficaces los mediapuntas y los extremos de vértigo. Los ingleses defendían bien y el marcador no se movía de cero. Comenzaba el segundo tiempo y se había lesionado Rodri, el que marca los tiempos y los compases, el que luego sería coronado como el mejor jugador de la Eurocopa. Mal momento parecía. Comenzaban los 45 minutos decisivos y faltaba el metrónomo del equipo. Pero pronto cayó ese gol de película de Nico Williams y cuando Inglaterra empató el partido, Oyarzábal marcó y lo hizo en el momento justo, a tres minutos del final. Aun hubo que pedirle peras a Olmo que las dio con gusto, como alguno dijo. Y la ausencia del mejor jugador de la Eurocopa no se notó. El mérito es de todos, del que dirige el equipo, de los titulares y de los remplazantes que en todos los casos hicieron olvidar a los remplazados. El que remplazó al mejor